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lunes, 31 de marzo de 2014

CUENTOS DE 5ºC

Los alumnos de 5ºC han inventado unos magníficos y amenos cuentos y entre ellos han elegido tres para publicarlos en el blog. Os los dejamos aquí para que disfrutéis de ellos.

La llamada de la Selva.

Erase una vez un hombre llamado  Gustavo que vivía solitario en su casa de campo, rodeado de sus libros y no había hecho nada divertido en su vida.
Un día recibió una llamada del teléfono vía satélite de su tío abuelo Constantino. Su tío hacía muchos, muchos años se había ido a investigar nuevas especies de plantas en el corazón de la selva amazónica.
La llamada fue muy corta, se oían muchos ruidos y gritos de fondo y entre ellos reconoció la voz de su tío abuelo gritando: “Socorrro…, ayudame …”y de repente se cortó la comunicación.
Gustavo, de primeras se asustó mucho y pensó: “Necesita de mi ayuda, tengo que ir a rescatarlo”, pero, yo solo?.
Así que llamó a su hermana Aurelia, que era la aventurera de la familia, porque se había recorrido medio mundo en busca del antídoto para la picadura del mosquito pirenaico con gafas que provocaba a los que picaba, lloros como cataratas.
Cuando le explicó la misteriosa llamada, rápidamente hicieron las maletas y salieron rumbo a la selva amazónica en el primer vuelo del día siguiente.
Gustavo tenía miedo a volar y estaba muy  asustado, y se paso todo el viaje en el avión vomitando.
Nada más tomar tierra, se tomo una manzanilla y se adentraron en la profundidad de la selva junto a un guía que curiosamente se parecía mucho a Tarzán, en busca de su tío abuelo Constantino.
Estaban muy cansados, llevaban dos días abriéndose camino con su machete por la selva sudando durante el día y pasando mucho frio por la noche. Y cuando ya estaban muy cansados y sin ninguna pista a la que seguir, como de la nada aparecieron unos hombres de una tribu pintados de azul, verde, rojo, amarillo, blanco, con grandes plumas en la cabeza y un pequeño taparrabos.
El guía cuando los vio salió corriendo y como iba mirando para atrás, se cayó a por un precipicio que daba a una charca. Ya no supieron más de él.
Al principio se pusieron muy contentos al encontrarlos, pero al verlos con esos arcos, flechas, jabalinas y darlos apuntándoles, les entró las cagaleras de la muerte.
Aurelia, se lleno de valor, y les pregunto en un misterioso dialecto que ella había aprendido en un libro que se compro en el Carrefour, si sabían algo de su tío abuelo.
Sorprendentemente le entendieron, no le contestaron y les obligaron a que les siguieran.
Cuando llegaron al poblado, los llevaron delante del jefe supremo de la tribu india. Tenía las plumas más grandes que la de todos los demás, llevaba más colores que nadie por todo el cuerpo  y una gran máscara que le ocultaba la cara. El resto de la tribu se puso a tocar tambores, a dar gritos, palmadas y saltos alrededor de ellos.
Aurelia se puso a saltar y a bailar con ellos, se lo estaba pasando en grande, pero Gustavo se estaba poniendo muy nervioso, aquello no le gustaba nada.
Pero, de repente el jefe de la tribu los mandó parar, se callaron y … sorprendentemente el jefe se quita su gran máscara y … era su tío abuelo Constantino.
Gustavo, no entendía nada, su tío abuelo era el jefe de la tribu y estaba en taparrabos y su hermana estaba tronchada de risa. 
Cuando su hermana se calmó, los dos le explicaron que todo había sido una broma que ellos habían pensado para hacer que Gustavo saliera de su encierro en casa y viviera aventuras nuevas.
Aunque de primeras se enfadó, se dio cuenta de que todo lo habían planeado por que lo querían mucho, y ya que estaba allí, rodeado de sus amigos de la tribu, aprovechó y se quedó con ellos un mesecito.
Colorín, colorado, Gustavo en la tribu se ha quedado.

Fin.            Álvaro Ausaberri



LOS CUATRO MOTEROS


Hace mucho tiempo, cuatro moteros de un pueblo de España llamado Pistón, decidieron hacer un gran viaje juntos. El más mayor se llamaba Otrebor y su  KTM fantástica tenía tanta potencia que podía subir por cualquier camino. Su amigo Luas, que era el mediano de la banda motera, tenía una YAMAHA de color azul. Divad, el más travieso y uno de los más jóvenes moteros de su banda, tenía una SUZUKI. Era el que peor manejaba la moto, pero sus amigos le seguían enseñando. El cuarto motero, es el mas joven y se llamaba Reivaj. Su moto era una HONDA, de color rojo brillante.

El día que decidieron planear este viaje, estaban todos juntos arreglando la moto de Divad, porque siempre la estaba rompiendo de lo travieso que era.
Otrebor dijo: “¿Planeamos un gran viaje juntos desde Pistón hasta la montaña Cuquicuqui?” Todos se miraron y dijeron a la vez que SI.
Lo primero que decidieron era el lugar donde ir, la montaña Cuquicuqui, y después estuvieron pensando cuando era el mejor momento para hacer el viaje, y decidieron que sería en primavera.

Estuvieron semanas y semanas revisando y preparando sus motos para la gran aventura que habían planeado. Revisaron todo una y otra vez y cuando lo tenían revisado volvían a empezar de nuevo, para que ningún detalle de sus motos se quedara sin revisar.
Un gran viaje como el que querían hacer, necesita que las motos estén muy bien preparadas.
También es muy importante haber entrenado mucho, y todas las tardes, antes de hacerse de noche, se juntaban los cuatro moteros a entrenar, por lo menos una hora cada día.
Como buenos compañeros, se ayudaban entre ellos y pronto podrán empezar su aventura.

El primer día de primavera comenzó el viaje. Nada mas hacerse de día, salieron de su pueblo, Pistón. Tenían preparado tan bien su viaje, que sabían la ruta que tenían que hacer cada día y sabían donde parar a descansar y donde parar a dormir.
El primer día tuvieron que pasar por unos caminos buenos, pero a partir del segundo día se complicaba la ruta. Cada día la ruta era más difícil, pero si permanecían todos juntos, lo podrían conseguir.
Después de muchos kilómetros recorridos, llegaron a su destino, la montaña Cuquicuqui.
Estaban muy cansados, pero también muy contentos por lo que habían logrado juntos.
  
Autor: Roberto Vitaller  – 5º C – Colegio Zalfonada –


NICOLÁS Y EL FÚTBOL 

            Había una vez un niño de 10 años llamado Nicolás que vivía en un pueblo de la provincia de Folda. Era un chico tímido que no tenía muchos amigos.
            Todos los días, en los recreos, él se tomaba su almuerzo al lado del campo de fútbol. A Nicolás le encantaba este deporte pero nunca se atrevía a pedirles que le dejaran jugar. Su padre iba con él al parque y allí jugaban hasta que el padre se cansaba.
            Un día su padre le dijo que si quería lo apuntarían al equipo del pueblo para poder hacer amigos. Nicolás lo estuvo pensando un rato porque por una parte le apetecía mucho pero por otra le daba mucha vergüenza. Al final le dijo que sí y a la semana siguiente empezó.
            Los entrenamientos transcurrieron con normalidad y después de un mes en el que el entrenador vio que era bastante bueno empezó la copa.
            En el primer partido perdieron 3-5. El entrenador le cambió de posición a delantero y en el siguiente encuentro gracias a que Nicolás metió dos goles empataron.
            El entrenador le dio la enhorabuena y le animó a que siguiera así de bien. Sus padres se alegraron porque tenía muchos amigos y Nicolás se lo pasaba genial.
            En el cole ya se atrevía a jugar con los niños en los recreos. A todos les parecía bien menos a unos. Se llamaba Saúl y le tocaba jugar contra él en la final de la copa.
            Saúl jugaba en el equipo del pueblo de al lado. Era buen jugador y no le hacía ninguna gracia enfrentarse a Nicolás.
            Por fin llegó la gran final. Villafolda contra Villacoper.

            Terminaron empate y tuvieron que echar una tanda de penaltis. Saúl tiró el último de Villacoper y lo falló. A continuación le tocó a Nicolás y lo metió.Todos se juntaron para celebrar la victoria. Nicolás fue el mejor jugador de la copa y se llevó un trofeo grabado con su nombre.
En el colegio, Saúl le dejó jugar y Nicolás le dio la mano diciéndole que había jugado muy bien y convirtiéndose en amigos.

Sergio Pérez Navarro    5ºC

2 comentarios:

  1. Muy buen trabajo chicos, me he divertido mucho leyendo vuestros cuentos. Seguid trabajando la imaginación y el arte de escribir. Quién sabe, a lo mejor sois los próximos PREMIOS PLANETA
    Yoli

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  2. No sé a quién felicitar primero: a los tres autores o a los compañeros que han sabido elegirlos entre todos los cuentos del alumnado de 5º.
    Si el objetivo del cuento es despertar una acción emocional impactante en el lector, lo han conseguido Álvaro, Roberto y Sergio y así lo han entendido todos sus compañeros que por ello los han seleccionado.
    Es muy difícil escribir tan bien como lo habéis hecho y complejo seleccionar cuentos tan correctamente estructurados por el resto de chicos y chicas de 5º, lo que denota un excelente trabajo -que nunca se ve- de su profesorado.
    Así que os felicito a todos: a los autores, a los "jurados" y a los docentes que han puesto en marcha en las aulas las herramientas necesarias para expresar y hacer comprender algo tan bello.

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